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#dePeligros: Consuelo del Moral Ávila

“Peligros tiene uno de los primeros planes municipales de accesibilidad” Consuelo del Moral nació en el Cerrillo de Maracena (Granada), aunque lleva 20 años viviendo en Monteluz, en la casa que proyectaba su padre pero que no pudo ver terminada. Licenciada en Arquitectura por la Universidad de Sevilla en 1984, es profesora e investigadora de la Universidad de Granada desde 1996. Urbanista, experta en accesibilidad universal y en igualdad de género. Congresos internacionales y publicaciones de artículos, libros o capítulos de libros jalonan su carrera. Desde 2013 impulsa un proyecto I+D+i de la Universidad de Granada que ha dado como resultado una aplicación informática para diagnosticar problemas de accesibilidad en los edificios de viviendas y proponer soluciones. La aplicación, ‘VIVable’, recibió el año pasado el premio de Buenas Prácticas en la Atención a Personas con Discapacidad, en la categoría de Promoción de la Accesibilidad y el Diseño Inclusivo, de la Junta de Andalucía; y acaba de ser premiado también en la XIII BEAU Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, en la modalidad de Investigación y Desarrollo más Innovación.  ¿En qué consiste el proyecto premiado? Hemos diseñado una herramienta informática que diagnostica el estado de la accesibilidad en los edificios de viviendas y propone soluciones de manera automática, y en esa propuesta de soluciones decide cuál es la mejor, y si se ajusta al concepto de ajuste razonable que tenemos ahora mismo regulado en nuestro país. En 2011 surgió una convocatoria de ayudas a proyectos de I+D+i, de la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía. Por primera vez en la convocatoria de 2012, la Consejería de Fomento y Vivienda, a la que pertenece la Agencia, decide dar ayudas para investigar en materia de vivienda. Como ya andábamos detrás de este asunto de la accesibilidad en viviendas, nos pareció que era nuestra oportunidad de solicitar la ayuda. Nos llevamos la grata sorpresa de que nos eligen. Empezamos a trabajar, un equipo de investigadores de la Universidad de Granada y empresas externas; un equipo con experiencia en la materia, aunque en viviendas no habíamos trabajado a este nivel, con lo cual era un reto. La realidad nos atropelló: el título del proyecto es “De la vivienda accesible a la vivienda sostenible: la esencia del ajuste razonable, y justo en 2013 se aprueba la ley que definió, de manera poco generosa e incorrecta, el concepto de ajuste razonable, y esto es lo que nos animó todavía más a dar un giro de 360 grados en ese concepto. De alguna manera, lo hemos logrado. Lo que queremos es que la aplicación esté en manos de la Consejería de Fomento y Vivienda, y que los técnicos, a través de Internet, podamos usarla para diagnosticar  la accesibilidad, en función de unos datos que se toman in situ. La aplicación está lista, falta que la Junta de Andalucía nos dé la aprobación. ¿La aplicación es válida solo para viviendas? En principio viviendas, pero parte del equipo de investigación, el profesor Luis Delgado y yo misma, ya habíamos trabajado en patrimonio histórico, y en realidad fue el inicio. Teníamos ya una trayectoria importante en sistematizar el diagnóstico de manera ordenada y fácil de usar para los compañeros. La metodología estaba implementada, y era cuestión de cambiar algunas cosas. Al parecer, Peligros está muy relacionado con la aplicación. Para probar la herramienta de verdad, utilizamos siete edificios de Peligros y, con todo el atrevimiento del mundo, entramos en las viviendas, con la amabilidad de los vecinos. Decidimos esos siete edificios entre amigos; de hecho uno de ellos es la casa de Celia, que es una de las colaboradoras. Y, en la Bienal, una de las fotos que nos pidieron cuando presentamos la solicitud es de la prueba piloto en Peligros. ¿Qué repercusión tiene este proyecto en el contexto nacional? Es algo pionero. Hay una figura, los planes municipales de accesibilidad (que Peligros tiene el suyo en 2001, redactado por el profesor Luis Delgado y yo misma; de los primeros que se hacen en Andalucía); los estudios de accesibilidad en viviendas nunca han formado parte de los citados planes municipales, ni siquiera para ver cuántas había con problemas o qué necesidades tienen las personas con discapacidad. Fue uno de los criterios que más valoró el equipo de revisión de solicitudes, porque no se había hecho nada sobre esto en España. Es pionero. ¿Y qué encontraron en estos siete edificios? ¿Qué nivel de accesibilidad hay? Hicimos una diferenciación entre espacios comunitarios y los interiores de las viviendas. En los comunitarios, de los cuatro que estudiamos, tres contaban con ascensor, en edificios de varias alturas; algo que ni siquiera es obligatorio, nunca lo fue. Son ascensores antiguos, algo que podría solucionarse fácilmente, pero quizá donde tenemos problemas es en el desnivel que hay entre la calle y el plano en el que se ubica el ascensor. En el edificio más reciente esto estaba resuelto con una rampa relativamente correcta, pero en los demás, hay seis o siete escalones hasta que llegas al nivel del ascensor; ese desnivel que parece muy pequeño es muy difícil de resolver en la mayoría de las ocasiones. Los semisótanos son un hándicap, deberíamos prohibirlos: tener todas las plantas bajas a nivel, y los sótanos, pues sótanos; requieren más rampa en el garaje, pero solucionas ese desnivel de seis o siete escalones (que al final solo puedes resolver con una plataforma mecánica). Otra singularidad en el interior de las viviendas, es que los problemas se repiten: aseos pequeños, baños pequeños, una ubicación de aparatos sanitarios sin lógica de funcionalidad; con lo cual, cuando se quiere intervenir, no siempre es posible dejar todos los elementos en el sitio en el que están, o incluso hay que eliminar alguno para poder tener un espacio medio amplio y poderse mover. Y los pasillos estrechos, pero esto es tradicional. Como profesora de Arquitectura, ¿a qué achaca que haga falta una aplicación como esta? Por un lado, la normativa andaluza llega en el 92, pero llega como Decreto, que no contempla sanciones en el incumplimiento; llega tarde y sin sanciones. Por otro lado, nunca ha formado parte de la docencia, ni en Arquitectura, ni en Arquitectura Técnica, ni en cualquier Ingeniería. Y una vez que sí forma parte real del Código Técnico de la Edificación, como no se ha aprendido de manera normalizada, y se quiere cumplir la norma pero no se conoce la filosofía que está detrás, pues el resultado es hasta peor. Tenemos edificios nuevos (no tanto en viviendas pero sí en los de concurrencia pública), en los que seguimos teniendo problemas importantes. Hay una laguna. Una vez pasada la burbuja de la construcción, ¿qué oportunidades para el desarrollo tiene la accesibilidad y esta aplicación en concreto? Como creemos que obra nueva va ha haber poca (yo antes les decía a los alumnos que en 15 años, ahora ya digo que no sé si ampliarlo), nos va a tocar rehabilitar sí o sí; también por el cumplimiento de los niveles de eficiencia energética, justamente en los edificios residenciales. No es lógico que intervengas en un edificio residencial para solucionar problemas de eficiencia energética, y no aproveches, ya que hay que hacer obras importantes, para analizar la accesibilidad y hacer la obra con una programación adecuada. Igual la comunidad no lo tiene que hacer todo en un año, lo puede hacer en dos, en tres… según los problemas que tenga el edificio. Y que ya se le pueda poner un sello bueno tanto a nivel de eficiencia energética como de accesibilidad. Y la herramienta lo que nos permite justamente es dar niveles: este está medio bien, este está muy bien, prácticamente no hay que actuar… Y también permite medir cuánto ha mejorado en accesibilidad una vez aplicada la mejor solución. Hemos decidido medirlo en tanto por ciento. Podemos diagnosticar: este edificio está en un 60% de accesibilidad, si aplicamos la solución 1 subimos a un 75%, la 2 a un 85%, y la 3 a un 90%; y, de estas tres, la mejor es el 85% porque le proporciona a las personas con discapacidad que hay viviendo allí mucha más libertad de movimiento, de participación, en todos los sentidos… ¿Cómo se podría reactivar la construcción por esas vías? En su momento acogimos el Plan Andaluz de Vivienda con mucha ilusión porque parecía que salía, allá por 2014. Pues eso es lo primero, que salga, porque es el que va a configurar las ayudas, por ejemplo, que tanto los municipios como las unidades familiares van a poder tener para que no sea demasiado costoso intervenir en sus edificios. Eso sería lo primero. Que en ese plan de vivienda la accesibilidad fuese una prioridad, al mismo nivel que la eficiencia energética. El borrador del plan no lo contemplaba así, pero debería. En el horizonte 2020 hay que cumplir un determinado nivel de eficiencia energética (no así la accesibilidad, porque Europa no dice nada al respecto), y dado que las intervenciones para eficiencia energética suponen obras importantísimas de trabajo de la envolvente (cubierta y fachada), diagnosticamos accesibilidad también y, con una programación razonable para la comunidad de propietarios, podemos intervenir. Para las viviendas unifamiliares el tema se complica mucho. La mayoría de la población andaluza vive en viviendas unifamiliares (58%), sea en manzanas cerradas tradicionales, o en nuevas intervenciones. Y las viviendas unifamiliares quedan fuera de lo que planteó la ley a nivel nacional sobre el ajuste razonable. Ahí, Andalucía puede dar un paso más y plantear: no solo nos conformamos con intervenir en los edificios de viviendas colectivas, sino que vamos a articular medidas para hacer consorcios, por manzana, en las viviendas unifamiliares, y ver cómo, además de la eficiencia energética, podemos intervenir en mejorar la accesibilidad. Es más complejo que en los plurifamiliares, aunque parezca que no. Tenemos que pensar en soluciones urbanas para eliminar los escalones de los accesos, y hacerlo no vivienda a vivienda, sino como un colectivo. Y en eso, la Ley del Suelo, de 2008 y ya reformada, nos ayudó porque contempló la figura de ‘complejo inmobiliario’, que se ajusta plenamente a las viviendas unifamiliares en hilera o adosadas de grandes manzanas. Como aquí en Peligros, en concreto, tenemos en torno a un 80% de población viviendo en unifamiliares, también personas mayores, parece razonable que lo incluyamos. Una vez que salga el Plan Andaluz de Vivienda, habría que hacer un plan municipal, claramente. ¿Hay mimbres para ello? Parece que sí, que el Plan Andaluz sale con la obligatoriedad de que lo haya; que para que los ciudadanos o los municipios puedan tener ayudas, van a tener que tener plan municipal. Creo que nos viene muy bien a todos, y va a dar trabajo a mucha gente: a técnicos, arquitectos, arquitectos técnicos, jefes de obra, cooperativas de construcción… Tenemos buenos mimbres, sí. Pensando en el empleo, sobre todo de arquitectos, ¿cómo lo tienen en los próximos años en España? El sector está… parado. Vamos a dejarlo en parado. La bajada en el número de estudiantes que acceden al Grado de Edificación es un indicativo de lo mal que estamos. En el Grado y Master de Arquitectura, por el contrario, seguimos teniendo gente incluso en lista de espera. Lo cual es reconfortante, porque tenemos la sensación de que, aunque esto esté parado, hacemos cosas. Yo diría que la especialización se requiere más que nunca. Lo que no sé, es si las universidades estamos preparadas para entender esto. Sería algo parecido a la medicina; los médicos se forman de manera generalista y luego hacen su MIR y se especializan. Algo parecido deberíamos implementar, y está claro que las cosas van por ahí. Se han ampliado mucho las nuevas tecnologías, se han hecho más complejas, y quien quiere dedicarse a ser experto en eficiencia energética, se encuentra un mundo tan amplio y tan complejo, que le va a impedir ser experto en otra disciplina. A la accesibilidad le pasa igual. Es el momento de reconocer que hace falta una especialización, muy importante, no vale solo con seguir la norma; si no te enteras de lo que dice la norma, vamos mal.  

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